La Batalla de Gravelinas, supremacía continental de los Tercios

La Batalla de Gravelinas marcó el final de la guerra entre Francia y el Imperio Español y tuvo lugar el 13 de julio de 1558. Tras la victoria española en la batalla de San Quintín, el rey francés Enrique II reclutó un nuevo ejército en la Picardía y pidió ayuda naval al sultán otomano. Avanzaron por la costa tomando Calais, Thionville mientras que otro ejército francés invadió Flandes con 12.000 infantes, 2.000 jinetes y mucha artillería. Este ejército, tras pasar el río Aa por su desembocadura, conquistó Dunkerque y Nieuwpoort, amenazando Bruselas. Sin embargo su avance fue amenazado por un ejército español, que les iba a interceptar en el río Aa.

La Batalla de Gravelinas
La Batalla de Gravelinas

La Batalla de Gravelinas

El ejército español, con el duque de Saboya y Felipe II y con el mando táctico en manos del conde de Egmont estaba formado por 12.500 infantes y 3.200 jinetes, se presentó en Gravelinas el 13 de julio de 1558. Sorprendido por la rapidez de la maniobra española, el ejército francés tuvo que presentar batalla con el río a su espalda, el mar a su izquierda y su derecha totalmente embarullada por la columna de bagajes de su propio ejército. Aún así, los franceses pensaron que su victoria sería fácil.

El conde de Egmont, mientras tanto, había dejado a la artillería detrás ya que le estorba pues debían interceptar a los franceses antes de que cruzasen el río Aa. Avistada las posiciones francesas, Egmont sitúa a sus tropas en una media luna, dejando a la caballería ligera en los flancos y en el centro a los tercios españoles, junto a unidades de alemanes y flamencos.

Tercios en Formación
Tercios en Formación

Los franceses iniciaron el cañoneo y las caballerías de ambos bandos combatieron desordenadamente, sin un vencedor claro. Sin embargo, en ese momento entraron en acción los arcabuceros españoles, por aquel entonces los mejor armados y entrenados del continente, los cuales acribillaron a la caballería francesa y tomaron la línea de bagajes francesa, causando el caos entre las filas francesas.

La Batlla de Gravelinas, El conde de Egmont
La Batlla de Gravelinas, El conde de Egmont

El conde de Egmont, decide en ese momento atacar con su caballería sobre el centro francés, poniéndose a la cabeza de sus jinetes. A su vez la flota española bombardea la retaguardia francesa, causándoles numerosas bajas y poniéndolos en fuga de tal forma que tan solo 1.500 hombres consiguen huir, el resto yacía muerto o prisionero en el campo de batalla, y el propio señor de Thermes es hecho prisionero.

Tras esta nueva derrota en la Batalla de Gravelinas, los franceses se vieron obligados a replegarse a sus fronteras y Enrique II de Francia se vio obligado a firmar la paz con Felipe II en la llamada Paz de Cateau-Cambrésis en 1559.

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Gravelinas

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