La batalla de Bicoca es el nombre que recibió el combate librado el 27 de abril de 1522, en el marco de la Guerra de los Cuatro Años, cerca de la localidad del mismo nombre, situada en el antiguo Milanesado. El ejército compuesto por las fuerzas combinadas de Francia y la República de Venecia se enfrentó al ejército Imperial español al mando de Prospero Colonna.
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La batalla de Bicoca
Los mercenarios confiaban en la superioridad numérica francesa, y suponían que esto inclinaría rápidamente la batalla en su favor, obtendrían una victoria rápida y podrían saquear a su antojo y así cobrar los sueldos que les adeudaban. Así pues, al comenzar la batalla, los suizos se dispusieron en dos cuadros y avanzaron con paso firme hacia las tropas españolas de Prospero Colonna, ejecutando la táctica habitual de la época, que era el ataque con grandes formaciones de picas, arte en el que los mercenarios suizos eran muy duchos.

Sin embargo los españoles de Colonna estaban en una formidable posición: el parque mansión de Bicocca, seis kilómetros al norte de Milán.
La longitud del área norte del parque era menor de poco más de 500 metros, lo que permitía a Colonna concentrar sus tropas. Justo detrás de la muralla se situaban cuatro filas de arcabuceros españoles, dirigidos por Fernando de Ávalos, Marqués de Pescara.
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Cuando los suizos iniciaron el ataque se vieron obligados a subir una ligera cuesta. Esto les impidió cargar inmediatamente contra los españoles y les convirtió en un blanco perfecto para los arcabuceros, quienes abrieron fuego continuo contra los suizos. Tras perder 3.000 hombres (entre los que se encontraban 22 capitanes), los suizos se vieron obligados a retirarse sin llegar a entablar batalla real.
La victoria fue tan fácil, que a partir de entonces la expresión “esto es una Bicoca” pasó al vocabulario como expresión de que algo ha sido extremadamente fácil de realizar.
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