José Millán Astray, fundador de la Legión

José Millán Astray, fundador de La Legión es seguramente uno de los militares más destacados de la historia reciente de nuestro país. Sin embargo, la figura de este peculiar hombre de armas no ha estado exenta de polémica y controversia, aunando a partes iguales admiradores y detractores.  A lo largo del presente artículo intentaremos recoger algunos de los hitos que forjaron la personalidad de José Millán Astray, así como su amistad con Alfonso XIII.

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José Millán Astray, fundador de La Legión. Las campañas de Filipinas y Marruecos.

 José Millán Astray nace en La Coruña en 1879 e inicia su carrera militar con tan sólo catorce años, momento en el que ingresa en la Academia de Infantería de Toledo. Dos años después sale como oficial, coincidiendo con el estallido de una sublevación contra la presencia española en las Filipinas, encabezada por miembros del Katipunan, sociedad secreta fundada en 1892. José Millán Astray decide incorporarse a las unidades que se estaban formando para partir hacia Filipinas, donde tomaría parte de diversas acciones bélicas que le valdrían sus primeras condecoraciones y la propuesta para ser ascendido por méritos de guerra con sólo 17 años. Pero en junio de 1897 recibirá la orden de regresar a la Península para retomar sus estudios en la Escuela Superior de Guerra, observando con impotencia los acontecimientos que se producirían unos meses después: el Desastre del 98, con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas tras la derrota sufrida ante los Estados Unidos.

Los años que siguen al Desastre del 98 son de relativa tranquilidad para José Millán Astray: finaliza sus estudios y ejerce como profesor en la Academia de Infantería de Toledo. Pero todo cambiará con la entrada en escena de la cuestión marroquí, ya que el militar gallego ve en ese conflicto un escenario que podría impulsar su carrera. Recordemos que en la zona septentrional de Marruecos se había establecido el Protectorado Español mediante un tratado firmado con el Sultán, quedando el resto del territorio bajo control francés. Pero la zona española, lejos de estar pacificada, se veía salpicada por multitud de ataques a cargo de cabilas espoleadas por la actitud de caudillos rebeldes como El Raisuni.

José Millán Astray
José Millán Astray

En definitiva, un polvorín en el que pronto comenzaría a destacar el valor de Millán Astray, quien ya en 1913 había sido destinado a la unidad de la policía indígena en Arcila.

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Creación del Tercio de Extranjeros.

José Millán Astray, conocedor de la dureza de los combates en el Protectorado y del descontento social que provocaban las numerosas bajas entre los reclutas españoles, pertenecientes mayoritariamente a las clases populares, reflexiona sobre este problema y se fija en los resultados que a los franceses les estaba dando su Legión Extranjera, con lo que estima oportuno idear un proyecto para la creación de una fuerza profesional y mercenaria de ese estilo.

Así, en 1919 se empieza a materializar la idea de fundar la futura Legión: en septiembre José Millán Astray visita la Argelia Francesa para conocer el funcionamiento de la Legión Extranjera y unos meses después, en enero de 1920, se crea oficialmente el Tercio de Extranjeros.

Mapa del Protectorado Español en Marruecos (1924)
Mapa del Protectorado Español en Marruecos (1924)

El militar gallego, ya ascendido a coronel, organizará la primera recluta de legionarios en el mes de septiembre, siendo un quinto de los mismos extranjeros y el resto españoles, tal y como señala Luis E. Togores en su obra Millán Astray. Legionario. Es en estos instantes iniciales cuando José Millán Astray se encarga de dotar de una personalidad e identidad propia a su unidad militar, creando el credo legionario.

José Millán Astray y sus contactos con Alfonso XIII.

El fundador de La Legión conocía al Rey desde que apenas era un teniente, tal y como indica Togores en su obra anteriormente mencionada. En septiembre de 1921, tras sufrir una grave herida en combate, es nombrado gentilhombre de Cámara del rey. Podemos seguir el rastro de esta relación a partir de algunos de los documentos que se conservan en el Archivo del Palacio Real. Quizá uno de los más llamativos sea el telegrama que envía el propio José Millán Astray al Rey el día en el que se le amputa el brazo izquierdo debido a una herida de bala, el 28 de octubre de 1924. La intención del militar gallego no era otra que solicitar lo siguiente:

“[…] elevo al Trono mi petición de no ingresar en inválidos por desear ardientemente seguir trabajando constantemente […]”.

Nada aterraba más a José Millán Astray que ser apartado y retirado del servicio activo. Por ello el propio Alfonso XIII le envía un telegrama tranquilizador:

            “Oficiales que, como tú, al sufrir operación que les priva de un miembro, sólo             piden no ingresar en inválidos y seguir trabajando y ofreciendo su vida por la             Patria, demuestran tan alto espíritu, que es garantía cierta del gran valor que             tienen tus servicios y tu sacrificio; y acepto los tuyos […].

            Te desea muy rápido restablecimiento, y te envía fuerte abrazo, -Alfonso-.”

El militar gallego, profundamente agradecido, remite un nuevo telegrama el 29 de octubre:

            “Es un orgullo y una satisfacción […] el que el Rey haya escuchado la     petición de este humilde soldado y le conceda la más alta gracia con que pudo          soñar cual es la de poder otra vez en activo derramar su sangre de nuevo por su         España y por su Rey […]”

Así, antes de haber transcurrido dos años desde que perdiera uno de sus brazos, José Millán Astray tomará de nuevo el mando del Tercio de Extranjeros, en febrero de 1926. Sin embargo, poco durará la estancia del fundador al frente de su unidad ya que cae de nuevo herido, esta vez por un disparo en la cabeza que le hace perder un ojo. La principal secuela de esta herida es un vértigo que, al girar la cabeza, le hacía caer desmayado, pero esto tampoco impedirá que regrese nuevamente al mando de La Legión en julio de 1926. De nuevo en Marruecos, participará en las operaciones con las que se conseguirá poner fin a la guerra y pacificar el Protectorado un año después.

Autor: Javier Rodríguez Dávila para revistadehistoria.es

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