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Íñigo de Alfaro, un caballero aragonés frente a las huestes de Tamerlán

Íñigo de Alfaro, un caballero aragonés frente a las huestes de Tamerlán

La primera mención del hospitalario aragonés Íñigo de Alfaro, posiblemente procedente de Logroño, la encontramos en la isla de Rodas, bastión de la Orden de San Juan, al servicio del Gran Maestre aragonés Juan Fernández de Heredia, escritor y gran mecenas de la cultura.

Íñigo fue ascendiendo hasta convertirse en lugarteniente. En 1401 es enviado a la isla de Kos como comandante. Pocos meses después es destinado a Esmirna, de la cual la ciudadela y el puerto eran soberanía hospitalarias, tras las cruzadas de 1344-1346 contra los turcos.

El terremoto de 1389 malmetió las murallas. Durante los siguientes años los cristianos reforzaron las defensas notablemente. Hay documentos que atestiguan la presencia de Íñigo de Alfaro como capitán de Esmirna a inicios de 1402. Su presencia en diciembre, momento del asedio, es muy probable.

Íñigo de Alfaro y el Asedio de Esmirna

A finales de 1402 el caballero aragonés Íñigo de Alfaro fue el capitán o castellano que lideró la defensa de la ciudadela de Esmirna durante el asedio por parte de las fuerzas de Tamerlán, que poco antes había aplastado a los otomanos en la batalla de Ankara.

El imperio timúrida había nacido de las cenizas del khanato de Chagatai uno de los sucesores del Imperio Mongol. Timur Leng, un oportunista bandido y pastor de una familia noble menor, se alzaría aprovechando el vacío de poder, consiguiendo el control de Transoxiana y Mogolistán.

En 30 años, los Timúridas habían forjado un enorme imperio islámico turco-mongol, utilizando una violencia extrema. Conquistaron Persia, derrotaron la Horda de Oro, destruyeron Delhi, ocuparon Siria y Bagdad y capturaron al sultán Bayaceto I en Ankara en una victoria decisiva, llegando al Mediterráneo. En Esmirna, el conquistador había ofrecido salvar la ciudad a cambio de un cuantioso tributo. Los obstinados caballeros se negaron a la sumisión. Iñigo de Alfaro tenía solo 200 hombres a su disposición. Los cristianos recibieron municiones y 20000 florines de las arcas hospitalarias.

Los timúridas disponían de 4000 hombres y desplegaron máquinas de asedio: lanzapiedras, arietes, torres, y escaleras y bombardearon la ciudadela y el puerto. Pero el asalto inicial fracasó. Los caballeros ofrecieron una feroz resistencia lanzando barriles de nafta y fuego griego. Tras 15 días de asedio los invasores consiguieron abrir una brecha y destruir parte de la muralla. Los tropas de Tamerlán entraron en la ciudad. Aún se darían algunos combates cuerpo a cuerpo, pero la superioridad numérica de los atacantes era abismal. Algunos caballeros consiguieron escapar en galeras, entre ellos Íñigo de Alfaro. Sin embargo la mayoría de habitantes de la ciudad fueron exterminados. Los barcos no se atrevían a acercarse porque los bombardeaban con piedras, es más, también con las cabezas de los masacrados. El ejército timúrida derrocaría la ciudadela de los cristianos y pronto volvería a Samarcanda. Sería la última batalla de Tamerlán. El conquistador moriría en 1405 en Otrar cuando preparaba la invasión de China. Poco antes había recibido la embajada del castellano Ruy González de Clavijo.

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Este emisario madrileño fue enviado por Enrique III a Samarcada, relatando su accidentado periplo y la belleza de la ciudad en la obra “Embajada a Tamorlán”. Europa tenía una visión positiva de Tamerlán debían pactar con el caudillo que había acabado con la amenaza otomana. Martín I de Aragón tenía una visión más crítica. Posiblemente había recibido la noticia de la caída de Esmirna del propio Íñigo de Alfaro (1403). El comandante hospitalario había escapado en barco siendo recibido como un héroe en Génova, a pesar de la derrota. Martín I incluso propuso una cruzada ant-timúrida al Papa, pero la propuesta no cuajó. Los hospitalarios desistirían de reconquistar Esmirna, que sería ocupada de nuevo por los turcos hacia 1425. Si que conseguirían una plaza en Halicarnaso (Bodrum) construyendo el castillo de  San Pedro.

Protagonismo político

Íñigo de Alfaro fue reconocido como comendador de Ricla (Zaragoza) y embajador de la Santa Sede en la corte de Sicilia. Tras la muerte de Martín I de Aragón se inicia el Interregno: fue defensor de la causa castellana. En 1411 es el escolta de Juan Ximénez Cerdán en Calatayud. Un segundo parlamento se reúne en Alcañiz; él se encargará de la defensa de la ciudad. Finalmente en Caspe es elegido rey Fernando de Antequera. Besó la mano del rey en la ceremonia del pregón y prestó juramento.

Es probable que estuviera en la coronación en la seo de Zaragoza. Íñigo quizás también participó en el sitio de Balaguer. Pedro Ruiz Moros hospitalario y partidario de Jaume II d’Urgell, fue depuesto, y Íñigo, en las Cortes catalanas celebradas en Tortosa, es nombrado Regente de la Castellanía de Amposta (1413).

Ocupó el cargo hasta 1416. En 1414 había sido nombrado por el tribunal responsable de realizar una investigación sobre Fray Pedro, al que se le inculparon varios delitos. Cuando Gonzalo de Funes fue elegido castellano de Amposta, el ocupó su lugar como comandante del castillo de Aliaga (Teruel). Pasó allí el restos de sus días.

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En 1427 cayó enfermo y se le nombró un administrador. En 1434 el Gran Maestre catalán Antoni de Fluvià manifiesta preocupación por su salud. Es citado por última vez en 1435. Caballero protagonista en las dos orillas del Mediterráneo.

Autor: David Selva para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

Ángel Canellas López (ed. lit.), Anales de la Corona de Aragón, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1967-1977, 8 vols. Toma como base la 2ª ed. de los Anales, corregida y aumentada en 1585 por Jerónimo Zurita. De esta edición hay versión electrónica, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 2003

Alanyà i Roig, Josep (2002). “Procés inquisitorial contra el catellà d’Amposta Fra Pedro Roiç de Moros a la cúria pontificia del papa Benet XIII (1414–1418)”Anuario de estudios medievales32 (1): 199–292

Luttrell, Anthony (1975). “The Hospitallers at Rhodes, 1306–1421”. In H. W. Hazard (ed.). A History of the Crusades, Volume III: The Fourteenth and Fifteenth Centuries. Madison, WI: University of Wisconsin Press. pp. 278–313.

Delaville Le Roulx, Joseph (1913). Les Hospitaliers à Rhodes jusqu’à la mort de Philibert de Naillac (1310–1421). Paris: Ernest Leroux.

https://en.wikipedia.org/wiki/Siege_of_Smyrna

https://kiruday.com/2019/04/tamerlan-timur-imperio-timurida/

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