Harriet Tubman, la conductora de la libertad

Harriet Tubman nació en 1820 o 1821 en el condado de Dorchester (Maryland, Estados Unidos) con el nombre de Amarinta Ross, hija de un matrimonio de esclavos. Nunca aprendió a leer o escribir.

De niña trabajó para una mujer de nombre Miss Susan, que le encargaba la vigilancia de un bebe mientras dormía y la azotaba si el niño lloraba. A los 6 o 7 años fue sorprendida robando azúcar y, para evitar el castigo, decidió huir. El hambre le hizo regresar y fue brutalmente azotada. Los azotes a esclavos tenían como objetivo inculcar el terror para que nunca más pensaran en fugarse. Sin embargo la lección que aprendió fue diferente: no hay camino de retorno una vez que se realiza la fuga.

Pasó por diferentes propietarios y haciendas. Llegó a recibir un golpe en el cráneo con una pesa por parte de un capataz que le hizo sufrir ataques de apoplejía, dolores de cabeza, visiones e hipersomnia. Devota cristiana, atribuía estas visiones a premoniciones divinas.

En 1844 Harriet Tubman se casó con el hombre negro libre John Tubman, con el que vivió cinco años y no tuvo hijos. Por entonces empezó a utilizar el nombre de su madre, Harriet, y el apellido de su esposo.

En 1849 escapó por primera vez, guiada solo por la Estrella Polar y viajando de noche para evitar las patrullas de cazadores de esclavos. Años después relataría su llegada al Estado libre de Pennsylvania:

“Cuando descubrí que había cruzado la línea, dijo, miré mis manos para ver si era la misma persona. Hubo tal gloria sobre cada cosa; el sol llegó como el oro a través de los árboles, y se ocupó de los campos, y sentí que estaba en el cielo”[i].

Harriet Tubman, la conductora de la libertad

Se desconoce la ruta que pudo haber utilizado, pero siempre estuvo ligada al llamado “Ferrocarril Subterráneo” (Underground Railroad), una red clandestina para ayudar a escapar a los esclavos hacia los estados norteños donde la esclavitud había sido abolida. Estaba formado por antiguos esclavos, activistas abolicionistas blancos y miembros de la Sociedad Religiosa de los Amigos Cuáqueros, opuesta a la esclavitud. No era realmente un ferrocarril, sino que su nombre provenía de que utilizaban términos ferroviarios: los “conductores” o “maquinistas” eran quienes ayudaban a escapar a los esclavos; las “estaciones” eran las casas seguras donde los fugitivos podían esconderse, alimentarse, descansar y recibir atención médica; los “pasajeros” eran los fugados; los “carriles” las rutas de escape; la “Estación Central” la jefatura y el “Destino” los estados norteños. Harriet llegó a ser su conductora más famosa[ii].

En 1850 Harriet Tubman regresó al sur por primera vez para rescatar a miembros de su familia. Ese mismo año el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley del Esclavo Fugitivo, una concesión a los estados sureños a cambio de la admisión a la Unión de los territorios mexicanos conquistados por la guerra de 1846-1848 (en especial California) como estados libres. La ley facilitaba a los cazadores esclavos la captura de fugitivos o de negros acusados de huir[iii].

Pese a que los estados del Norte ya no eran seguros, Harriet Tubman y el Ferrocarril Subterráneo continuaron con su trabajo. El destino era ahora Canadá y, en menor medida, México. Realizó un total de 19 viajes liberando a miles de esclavos. Para engañar a cazadores y capataces solía utilizar disfraces y ocultarse en casas seguras o iglesias que apoyaban el abolicionismo. Las huidas se realizaban en las largas y oscuras noches de invierno, y solían elegir los días sábado sabiendo que los periódicos no imprimirían las noticias hasta la mañana del lunes. A los fugitivos les decía:

“Serás libre o morirás”[iv].

Muchas veces debió amenazar con un arma a algún fugitivo arrepentido, ya que su regreso ponía en peligro a todo el grupo.

El abolicionista Thomas Garret la llamó “Moses” (Moises) porque guiaba a su pueblo a la “Tierra Prometida”. También estuvo vinculado al abolicionista radical John Brown, ahorcado en 1859 tras participar en la toma del arsenal de Harper Ferry.

En 1859 el senador abolicionista William H. Seward le vendió por 1200 dólares un terreno en Auburn (New York), donde construyó su vivienda e instaló a su familia. Por entonces la ciudad era el centro de la lucha antiesclavista.

Participó en la Guerra de Secesión Americana (1861-1865) como parte de las fuerzas de la Unión en contra de los Estados Confederados sureños. Fue enfermera, exploradora, espía y comandó tropas de hombres blancos y negros. Durante el asalto de Combahee River liberó a 750 esclavos.

En abril de 1865 la Confederación se rindió  y el país fue unificado bajo el liderazgo del norte capitalista. Aunque la esclavitud había sido abolida, poco cambió la vida para la población negra. Durante su viaje en tren al Estado de New York, el revisor le ordenó que se retirara al vagón para fumadores. Al negarse fue agredida por el funcionario, que llegó a romperle el brazo.

En Auburn Harriet Tubman se ocupó de cuidar a su familia, trabajó en varios empleos para ayudar a sus padres ancianos y alojó huéspedes. Uno de esos huéspedes fue el veterano de guerra Nelson Davis, 22 años más joven con el contrajo matrimonio en 1869 (su esposo John se había vuelto a casar y luego murió en una pelea) y adoptarían una niña, Gertie.

En los últimos años de vida se vinculó al movimiento sufragista luchando por el voto femenino, participó del Movimiento Nacional de Mujeres Afroamericanas y la Iglesia Episcopal Metodista Africana de Sion, y donó su propiedad para crear un hogar para personas negras pobres e indigentes.

Su salud comenzó a empeorar, así como su situación económica debido a que nunca se le otorgó su pensión de veterana de guerra y solo recibió una pensión por su esposo a fines del siglo XIX. Dos libros sobre su vida publicados por su amiga Sarah Bradfort en 1869 y 1886 ayudaron a que pudiera pagar algunas deudas.

Admitida en 1911 en el hogar que ayudó a crear, falleció de neumonía el 10 de marzo de 1913. Su lucha ha sido una inspiración para los movimientos por los derechos civiles y es una de las personas más destacadas de la historia de su país.

Autor: Luciano Andrés Valencia para revistadehistoria.es

Lee más sobre el autor en: https://plus.google.com/u/0/114773697260851717480

¿Eres Historiador y quieres colaborar con revistadehistoria.es? Haz Click Aquí

¿Nos invitas a un café?

Si quieres donar el importe de un café y “Adoptar un Historiador”, incluiremos tu nombre como agradecimiento en calidad de mecenas en un Artículo Histórico, puedes hacerlo Aquí:




También puedes apoyarnos compartiendo este artículo en las redes sociales o dándote de alta en nuestro selecto boletín gratuito:

Déjanos tu Email y te avisaremos cuando haya un nuevo Artículo Histórico

Páginas: 1 2

1 Comment

  1. El último barco negrero - Revista de Historia
    19/11/2019 @ 09:00

    […] de tabaco, algodón o azúcar, o bien en el servicio doméstico, que serían maltratados y perseguidos con perros adiestrados si intentaban […]

Deja una respuesta

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies