Durante el convulso siglo XVI, la península italiana fue un campo de batalla estratégico donde se enfrentaron las principales potencias europeas, desde el Sacro Imperio Romano Germánico hasta Francia y España.
Este período, conocido como las Guerras Italianas (1494-1559), fue un crisol de ambiciones territoriales, alianzas cambiantes y campañas militares de gran envergadura.
En este escenario, surgió una fuerza combatiente que desempeñó un papel crucial: los
mercenarios españoles. Contratados por distintas facciones y potencias, estos hombres no solo lucharon por su rey, sino también por las oportunidades de gloria y riqueza que ofrecían los campos de batalla italianos.
Espadas a sueldo: Los mercenarios españoles en la Italia renacentista
Italia, a finales del siglo XV y principios del XVI, era un mosaico de estados rivales como Venecia, Milán, Florencia, el Papado y el Reino de Nápoles. La relativa debilidad de estas entidades frente a los grandes reinos europeos atrajo la atención de Francia y del Sacro Imperio Romano Germánico, que vieron en la península un objetivo fácil para la expansión territorial. Así, se inició una serie de guerras que arrastrarían a casi todas las potencias europeas a un largo conflicto que afectaría no solo a Italia, sino a toda Europa.
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