La ciudad de Elche cuenta dentro de su casco urbano con el palmeral más extenso de toda Europa. Este paradisíaco paisaje, que en realidad se trata de un oasis de llanura, ha sido admirado y visitado por infinidad de personajes históricos que dejaron testimonio de su belleza, constituyendo desde su creación por los musulmanes en los estertores del siglo X un paisaje cultural de gran valor histórico, paisajístico y agrícola.
El palmeral se estructura en parcelas rectangulares en cuyos límites están plantadas las palmeras. Su incalculable valor patrimonial, protegido legalmente desde 1933, logró en 2000 que el sistema de plantación y riego del mismo y el conjunto de sus huertos fueron declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Elche: el palmeral, la virgen y la emperatriz Sissí
Respecto a la extensión y volumen del palmeral, es en 1783 cuando fuentes documentales nos señalan una superficie de más de cien hectáreas, cifra parecida a la que ofrece el ilustrado Antonio José de Cavanilles que aseguraba además que el palmeral ilicitano constaba de setenta mil palmeras. Sin embargo estos cálculos parecen estar alejados de la auténtica magnitud del palmeral ilicitano. Ya en el siglo XX el también geógrafo Otto Jensen aseguraba que el palmeral contaba con ochenta mil ejemplares. Vicente Gonzálvez concluye en 1977 que el número total de palmeras sobrepasaba las doscientas mil. En época más reciente, en 1998, un censo contabiliza unas sesenta mil en el entorno de la ciudad y más de doscientas mil en huertos del término municipal, con una superficie de unos cinco millones y medio de metros cuadrados. Añadiendo los viveros del campo de Elche hablaríamos de una cifra superior al medio millón.
Llama la atención esta última cifra pues es sabida la destrucción contemporánea del palmeral debido a la presión urbanística de una ciudad que creció exponencialmente con la industrialización del siglo XX. El palmeral, localizado fundamentalmente en la parte oriental de la ciudad, rodeando la Vila Murada (villa amurallada) vio desaparecer innumerables huertos para dejar paso a las fábricas y viviendas. Gran parte de él quedó englobado en la trama urbana siendo utilizados sus huertos como parques y jardines.
El parque municipal, propiedad de la Virgen María
Isabel, su única nieta, solo tuvo una hija, que se ordenó monja. Por tanto tras fallecer Isabel la Cofradía de Nuestra Señora tomó posesión de las decenas de casas, derechos y huertos pertenecientes al Vínculo, como el del Colomer y el del Real, lo que hoy son el Parque Municipal, y cuya administración, en gran parte simbólica, sigue vigente. Es una comisión dirigida por el alcalde de la ciudad, el arcipreste de la basílica de Santa María y un administrador la que se encarga de gestionar el patrimonio heredado del Doctor. El Ayuntamiento, como pago simbólico por el uso público de estos huertos, paga 55 euros al mes, además del coste de mantenerlos y conservarlos.
La visita de Sissí, emperatriz de Austria y la palmera imperial
Sin embargo hay un huerto en el casco urbano que ha destacado sobre el resto, siendo el más conocido y visitado del conjunto patrimonial. Se trata del denominado Huerto del cura, actualmente Jardín Artístico Nacional y que debe su nombre al capellán José Castaño, propietario del huerto desde mediados del siglo XIX. Dentro de este peculiar espacio botánico comenzó a crecer una palmera macho dotada de numerosos hijuelos (troncos o brazos que salen del tronco principal) que quedaron reducidos a siete a principios del siglo XX. En 1894 Elizabeth de Wittelsbach, esposa del emperador Francisco José de Austria, conocida popularmente como Sissi visitó la ciudad de Elche y el huerto quedando admirada ante la vista de la palmera de los siete brazos.
Autor: Luis Pueyo para revistadehistoria.es
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