El primer intento de integración de las tribus magiares en el concierto de los demás reinos europeos corrió de la mano de Geza nagyfejedelem, es decir, El Gran Príncipe Geza (r. 972-997).
Geza, permitió entrar y establecerse a los cristianos en la llanura de Panonia para poder predicar su fe. El Gran Príncipe era un primus inter pares, mantuvo unidas las siete tribus magiares e intentó occidentalizar Hungría y, sobre todo sentar las bases para la creación de un futuro reino húngaro más estable y acorde con los tiempos que vivía Europa occidental. Los veinticinco años de gobierno de Geza se caracterizaron por un pequeño auge económico y del sistema productivo, el cese de las incursiones y la paz con el Sacro Imperio Romano tras la firma del Tratado de Quedlinburg en 973.
El nacimiento de Hungría
La batalla decisiva tuvo lugar en Veszprém con la victoria de Vajk. Cupan fue capturado y descuartizado, sus partes fueron colgadas en las entradas de las cuatro ciudades más importantes de Hungría, con esto enviaba un mensaje al paganismo, solo cabían dos opciones, conversión o muerte.
Vajk, casado con la hermana de Enrique duque de Baviera, obtuvo la corona con el consentimiento de Otón III y el papa Silvestre II, así Vajk, pasará a ser bajo el nombre de Esteban, el primer rey de Hungría (r. 999-1038).
Esteban I tuvo la presteza suficiente para cumplir el sueño de su padre de crear un reino cristiano bajo el mando de la dinastía de Árpád a la vez que pudo asegurar su independencia del Sacro Imperio.
Su reinado estuvo marcado por la reanudación de los conflictos externos, durante sus primeros años centró sus esfuerzos políticos en la consolidación del Estado húngaro y mantener las buenas relaciones con el Sacro Imperio y el Imperio Bizantino, sin embargo, Polonia entró en conflicto con el Sacro Imperio y Esteban mostró su apoyo a su cuñado, ahora Emperador, bajo el nombre de Enrique II, esta guerra perduró durante cuatro años, 1014-1018. Finalizó con la firma del Tratado de Bautzen, en la que Hungría también fue incluida en las negociaciones. Por su parte, apoyó al Imperio Bizantino a luchar contra el paganismo asentado en los Balcanes.
Con la llegada al trono imperial de Conrado II en 1024, los conflictos entre el Imperio y Hungría iban a comenzar, expulsó a su cuñado Otón Orseolo y convence a la aristocracia bávara de proclamar duque a su hijo, pasando por alto los derechos del hijo de Esteban que en virtud de su matrimonio con la hermana de Enrique II. El Imperio iniciaría con Conrado II una política expansionista que intentaría la conquista de Hungría. Finalmente, gracias a la táctica de tierra quemada, el hambre y el cansancio hizo que Conrado II tomase el camino de la paz al ser rodeado por el ejército húngaro en Viena.
Autor: Fernando Torres Lara para revistadehistoria.es
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Bibliografía
Salcedo Mendoza, J.E. – Historia y Arte en la Hungría Medieval, 2014, Port Royal, Granada.
Romsics, I. – A short History of Hungary, 2016, Osiris, Budapest.