En la primavera de 1945, el panorama de Berlín era el de una ciudad devastada, casi irreconocible, donde las ruinas y el humo reflejaban la desintegración del Tercer Reich. Entre las calles y edificios destruidos, bajo el peso de los escombros y el fuego enemigo, existía un lugar que aún mantenía una extraña y oscura vitalidad: el
Führerbunker.
Este búnker subterráneo, diseñado inicialmente como un refugio auxiliar para Hitler y su entorno, se convirtió en el centro neurálgico del régimen nazi en sus últimos días, un testigo silencioso del colapso del poder nazi.
El Führerbunker: Último Refugio del Tercer Reich
El Führerbunker fue construido como parte de un extenso sistema subterráneo bajo la Cancillería del Reich en Berlín. Diseñado en dos fases, la primera parte se completó en 1936, mientras que la segunda, que añadiría el búnker más profundo, fue terminada en 1944. La construcción del búnker obedecía a la necesidad de crear un refugio seguro para Adolf Hitler ante el riesgo creciente de ataques aéreos. La entrada de los Estados Unidos en la guerra en 1941, así como la creciente capacidad de bombardeo aliado, convencieron a los mandos nazis de reforzar las medidas de seguridad de sus líderes.
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