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El fin de los Vándalos (Segunda Parte)

En el anterior artículo vimos los orígenes de los vándalos. La presión huna les llevó a desplazarse hacia Occidente llegando a la Península Ibérica. Fue entonces cuando recibieron una llamada de auxilio desde la provincia romana de África. En este artículo veremos la creación, auge y desaparición del reino que los vándalos fundaron en el Norte de África.

El fin de los Vándalos

En 429 el gobernador de África Bonifacio solicitó ayuda a los vándalos para su lucha con Aecio por la tutela del emperador Valentiniano III, de tan sólo catorce años. Los vándalos cruzaron el Estrecho de Gibraltar abandonando la Península Ibérica. A su llegada a África los vándalos se encontraron con la negativa de Bonifacio, quien les dijo que su ayuda ya no era necesaria. Lejos de volverse por donde habían venido, los bárbaros decidieron establecerse en el continente africano al observar la gran fertilidad y riqueza de aquellas tierras. Avanzaron por el Magreb y tomaron en primer momento un territorio que comprendía parte del actual Marruecos y Argelia e incluía Hipona, la ciudad de san Agustín cuyo asedio narraría dramáticamente el padre de la Iglesia.

Posteriormente Valentiniano III firmó un pacto de foederatus con el vándalo Genserico por el que los vándalos lucharían por el Imperio Occidental a cambio de la cesión del territorio norteafricano que ya ocupaban y al que se le sumó la provincia de Numidia. Este pacto pronto fue roto y Genserico avanzó hasta Cartago tomándola sin apenas resistencia. Los vándalos asestaron de este modo un durísimo golpe a la maltrecha economía del Imperio Romano Occidental que perdía así una de sus provincias más productivas y que más impuestos aportaba a las arcas imperiales. Una vez establecidos en Cartago el rey vándalo Genserico prosiguió con la expansión apoderándose de tierras como Sicilia, Córcega, Cerdeña y las Islas Baleares. Roma perdía el control del Mediterráneo occidental.

El fin de los Vándalos
El fin de los Vándalos, Europa a finales del siglo V

El Imperio Occidental intentó en varias ocasiones recuperar lo perdido pero para ello requería de una potencia militar que sólo le podía aportar la ayuda del emperador de Constantinopla, ayuda que fue escasa e ineficaz en la mayoría de los casos. Tras el asesinato de Valentiniano III y su sustitución por Petronio Máximo, Genserico decidió saquear Roma al considerar roto el pacto que firmó con el fallecido emperador. En el ataque el monarca vándalo secuestró y se llevó a su reino a la esposa e hijas de Valentiniano III, casando a una de ellas con su hijo y sucesor Hunerico.

El fin de los Vándalos
El fin de los Vándalos, Genserico saquea Roma

Seis años después Roma intentó recuperar el norte de África con la construcción de una importante flota que fue destruida por los vándalos cerca de la costa de Cartagena. A partir de entonces se acabaron las esperanzas de recuperar el territorio perdido. La independencia del reino vándalo fue una de las primeras en reconocerse mediante un tratado firmado en 474 por el emperador de Bizancio, Zenón. Tan sólo dos años después cayó Roma.

Genserico falleció en 477 y fue sucedido por su hijo Hunerico. Su padre le había conquistado el reino, suya sería la labor de configurarlo y darle estabilidad. El nuevo monarca imitó símbolos de los antiguos emperadores de Roma: adoptó epítetos como Clemens, vistió la púrpura y se consideró elegido por Dios. Algunas fuentes sostienen que acuñó moneda propia con su nombre. En política interior publicó un edicto, persiguió a los católicos tras un inicio tolerante y fundó varias ciudades. En política exterior reforzó la armada, base del poder vándalo, y comenzó a sufrir ataques bereberes en la parte occidental de su reino. La decadencia vándala se acentuó durante el gobierno de sus sucesores, en los que la política religiosa osciló entre la tolerancia y persecución al catolicismo. Los problemas más graves fueron las continuas guerras civiles y las incursiones bereberes. El reinado de Hilderico (523-530) precipitó la caída del reino. Su gobierno estuvo marcado por las derrotas contra los bereberes, su aproximación al Imperio Bizantino y su tolerancia hacia los católicos. Todo ello ocasionó una revuelta que llevó al trono a Gelimer (530-534) hecho que provocó la intervención del gran emperador de Oriente Justiniano, quien envió un ejército al mando de Belisario y ocupó el territorio vándalo. El desaparecido reino fue integrado de nuevo en el Imperio como la provincia de  África. Desde entonces los vándalos dejaron de aparecer en las fuentes y desaparecía de la historia un reino que tuvo gran importancia política en el siglo V y que jugó un papel fundamental en la caída del Imperio Romano Occidental.

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