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El Faro de Alejandría: Maravilla de la Antigüedad

El Faro de Alejandría: Maravilla de la Antigüedad

El Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, se erigió como un monumento de innovación arquitectónica y símbolo del poder y la grandeza de la ciudad de Alejandría, fundada por Alejandro Magno en el 331 a.C.

Este imponente faro, construido en la pequeña isla de Faros, frente a la costa de Alejandría, no solo sirvió como guía para los navegantes, sino que también reflejó la ambición y los avances tecnológicos de la civilización helenística.

El Faro de Alejandría: Maravilla de la Antigüedad

Alejandría, una de las ciudades más importantes del mundo antiguo, fue fundada por Alejandro Magno en el apogeo de su conquista del Imperio Persa. Tras la muerte de Alejandro, sus generales se dividieron sus vastos territorios, y Ptolomeo I Sóter, uno de sus generales más cercanos, tomó el control de Egipto. Bajo su reinado y el de sus sucesores, Alejandría se convirtió en un centro de cultura, comercio y ciencia.

El Faro de Alejandría fue concebido durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo (283-246 a.C.), quien encargó su construcción al arquitecto Sóstrato de Cnido. La construcción comenzó alrededor del año 299 a.C. y se completó aproximadamente en el 283 a.C. Se estima que el faro tenía una altura de entre 100 y 130 metros, lo que lo convertía en una de las estructuras más altas del mundo de su época.

Diseño y Arquitectura

El diseño del Faro de Alejandría era tanto funcional como estéticamente impresionante. Se erigía en tres niveles principales: una base cuadrada maciza, un nivel medio octogonal y un nivel superior circular, culminando en una gran estatua, posiblemente de Zeus o Poseidón. Cada nivel tenía una función específica, y la estructura en su conjunto estaba diseñada para soportar los fuertes vientos y terremotos que eran comunes en la región.

La base cuadrada albergaba almacenes y establos para caballos, así como las viviendas de los guardias y trabajadores. El nivel medio octogonal contenía la rampa que permitía transportar combustible, principalmente madera y otros materiales combustibles, hasta la cima. El nivel superior albergaba la linterna donde ardía el fuego que, reflejado por espejos de bronce, proyectaba su luz a grandes distancias, guiando a los marineros hacia el puerto de Alejandría.

Tecnología y Funcionamiento

El funcionamiento del Faro de Alejandría se basaba en una combinación de fuego y espejos. Durante el día, el faro utilizaba espejos para reflejar la luz solar, mientras que por la noche, el fuego encendido en la parte superior de la estructura proporcionaba la luz necesaria. Los espejos, probablemente de bronce pulido, estaban diseñados para enfocar y amplificar la luz, lo que permitía que fuera visible a una distancia de hasta 50 kilómetros en condiciones ideales.

El abastecimiento del faro requería una logística considerable. Se cree que el combustible era transportado regularmente desde el continente a la isla de Faros. La gestión eficiente de este recurso era vital para mantener el faro operativo y garantizar la seguridad de las rutas marítimas que conectaban Alejandría con el resto del mundo mediterráneo.

Impacto en la Navegación y el Comercio

El Faro de Alejandría desempeñó un papel crucial en la navegación y el comercio del Mediterráneo. Su luz guiaba a los barcos a través de las traicioneras aguas costeras, permitiendo a los marineros evitar los peligrosos arrecifes y bancos de arena que rodeaban la entrada del puerto de Alejandría. Esto no solo facilitó el comercio, sino que también contribuyó a la prosperidad económica de la ciudad.

Alejandría, con su puerto seguro y bien iluminado, se convirtió en un punto de encuentro para comerciantes de todo el mundo antiguo. La ciudad albergaba a mercaderes de Grecia, Roma, Fenicia, Egipto y otras regiones, creando un crisol de culturas y fomentando el intercambio de bienes, ideas y conocimientos. El Faro de Alejandría, visible desde grandes distancias, era la primera señal de seguridad y bienvenida para estos viajeros, consolidando la reputación de la ciudad como un centro de comercio y cultura.

Influencias Culturales y Científicas

Más allá de su función práctica, el Faro de Alejandría también tuvo un impacto significativo en la cultura y la ciencia. Como símbolo de la innovación helenística, inspiró a arquitectos e ingenieros de todo el mundo antiguo. Su construcción representó un logro impresionante de la ingeniería de la época, y su diseño influyó en la arquitectura de faros en siglos posteriores.

La Biblioteca de Alejandría, otro de los grandes logros de la ciudad, se benefició del tráfico constante de comerciantes y académicos atraídos por el puerto seguro proporcionado por el faro. Estos visitantes traían consigo manuscritos y conocimientos de tierras lejanas, contribuyendo al vasto acervo de la biblioteca y fomentando el intercambio intelectual. En este sentido, el faro no solo iluminaba las rutas marítimas, sino que también ayudaba a difundir el saber y el conocimiento.

Declive y Destrucción

A pesar de su grandeza y utilidad, el Faro de Alejandría no pudo escapar a los estragos del tiempo y la naturaleza. La región del Mediterráneo oriental es propensa a los terremotos, y Alejandría no fue una excepción. Entre los siglos IV y XIV, varios terremotos dañaron gravemente la estructura del faro. Los registros históricos indican que los terremotos de 956, 1303 y 1323 fueron especialmente devastadores.

El golpe final llegó con el terremoto de 1323, que dejó al faro en ruinas. Para el siglo XV, gran parte de la estructura había colapsado y los restos fueron reutilizados para construir la fortaleza de Qaitbay en 1480, que aún se erige en el mismo lugar donde una vez estuvo el faro. A lo largo de los siglos, el recuerdo del faro se mantuvo vivo a través de relatos históricos, mapas y descripciones de viajeros.

Redescubrimiento y Excavaciones

El interés por el Faro de Alejandría nunca se desvaneció por completo. Durante el siglo XIX y principios del XX, varios arqueólogos y exploradores intentaron localizar los restos del faro, aunque con éxito limitado. Fue en 1994 cuando un equipo de arqueólogos submarinos, liderado por Jean-Yves Empereur, descubrió los restos sumergidos del faro en el puerto oriental de Alejandría.

Los hallazgos incluyeron bloques de piedra y estatuas que se cree formaban parte de la estructura original del faro. Estas excavaciones submarinas proporcionaron valiosa información sobre la construcción y el diseño del faro, así como sobre su colapso y el entorno en el que se encontraba. El descubrimiento de estos restos ha permitido a los arqueólogos y a los historiadores obtener una comprensión más profunda de una de las maravillas más emblemáticas del mundo antiguo.

El Faro en la Memoria Colectiva

El Faro de Alejandría ha dejado una impresión duradera en la historia y la cultura. A lo largo de los siglos, ha sido objeto de innumerables leyendas, relatos y obras de arte. Los antiguos escritores, como Estrabón y Plinio el Viejo, describieron su magnificencia y su funcionalidad, consolidando su lugar en la memoria histórica.

Hoy en día, el Faro de Alejandría sigue siendo un símbolo de la ingeniosidad humana y de la capacidad para superar los desafíos de la naturaleza mediante la innovación y el esfuerzo colectivo. A través de los restos arqueológicos y las descripciones históricas, podemos vislumbrar la grandeza de esta estructura y apreciar su importancia en el desarrollo de la navegación y el comercio en el mundo antiguo.

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