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El capitán Lagier, héroe revolucionario y espiritista

El capitán de la marina mercante Ramón Lagier fue un personaje de leyenda, de esos que podría servir para escribir una buena novela romántica o protagonizar una fabulosa película y no solo porque tuvo un papel destacado durante los preparativos de la Revolución Gloriosa de 1868 al servicio del que consideraba su amigo, el general Prim, y el resto de revolucionarios, sino por otros avatares de su existencia que lo llevaron a ser reconocido por su valentía y arrojo por el gobierno francés, al socorrer al buque Victor Henriette, obteniendo una medalla de plata con la efigie del emperador Napoleón III con la siguiente dedicatoria :

«A Raymond Lagier, capitán de navío español de Alicante. Servicios a la marina mercante francesa. 1859».

También fue recompensado por otros actos de heroísmo al salvar a la tripulación del bergantín Salvador y el vapor Marsella. Tanta fama obtuvo en labores humanitarias  que llegó a ser distinguido por el mismísimo monarca de Prusia Guillermo I y hasta por la misma reina Isabel II a la que después desplazó del poder junto al resto de revolucionarios.


Pero no queda ahí la cosa: escritor, político de ideología republicana y…espiritista. Lagier fue el introductor en España de El libro de los espíritus, de Allan Kardec, la denominada biblia del espiritismo, por su acercamiento a esta doctrina espiritual a raíz de las trágicas y dolorosas experiencias familiares que le llevaron a pasar por un exacerbado anticlericalismo.

El capitán Lagier, héroe revolucionario y espiritista

Hijo de un comerciante liberal de origen francés encarcelado por Fernando VII durante la década absolutista, pasó su infancia con su familia materna en Elche mostrando pronto interés por el mar y la náutica, logrando con tan solo 19 años, en 1840, capitanear un laúd llamado “La Esperanza”. Las desgracias personales fueron decisivas en su vida. La primera derivada de una epidemia de cólera de 1854 en la que fallecieron su mujer y gran parte de su familia.  Tras la desgraciada desventura sería nombrado capitán del “Hamburgo” el primer vapor mercante con el que contó España. El marqués de Comillas, enriquecido con el tráfico de esclavos en Cuba, lo contrató para su compañía, realizando trayectos entre Marsella y Alicante.

Fue en la ciudad francesa dónde sufrió una de sus peores tragedias personales. Dejando a sus cuatro hijos al cargo de un depravado personaje vinculado a los jesuitas abusó este de los chicos, falleciendo de resultas su único hijo varón Vicente Lagier en el interior del seminario y otras dos de sus hijas tras sufrir también violaciones. Desesperado tras estos sucesos encontró en una librería marsellesa el “libro de los espíritus” de Allan Kardec que le sedujo, siendo a partir de entonces seguidor del movimiento espiritista e introduciéndolo posteriormente de manera ilegal en España a bordo del nuevo vapor que capitaneó llamado “Le Monarch”.

Revolucionario, republicano y anticlerical

Debido a su trayectoria anticlerical y revolucionaria, utilizó el vapor “Le Monarch” al servicio de la subversión política. Amigo de Emilio Castelar, al que sacó de un grava apuro económico y ya al servicio de los antimonárquicos, trabó una sincera amistad con el general Prim, ofreciéndole su vapor para la conspiración que desembocó en la Revolución Gloriosa de 1868 que acabó con los borbones expulsados del país.

Entonces comandaba el “Buenaventura”, barco mejor dotado, anteriormente llamado Harrier que aparece junto a su capitán en varios momentos de la novela “La de los tristes destinos” de los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós. Con él liberó desde Canarias al general Serrano, trasladándolo el 18 de septiembre de 1869 hasta Cádiz justo cuando Prim había iniciado la revuelta antiborbónica. A pesar de su apuesta republicana aceptó la decisión de su amigo Prim de sentar en el trono al hijo del rey de Italia Amadeo de Saboya, hecho que había desencadenado la guerra franco-prusiana que condujo a la unificación del II Reich de Alemania. A las órdenes del general Prim viajó a Nueva York para negociar con el líder independentista cubano Carlos Manuel de Céspedes pero el asesinato del líder progresista echó por tierra toda solución pactada.

En las elecciones a cortes constituyentes denuncia la manipulación electoral desde el diario “La discusión” de Madrid de enero de 1869. Asegura lo siguiente:

«Según las noticias que se reciben de los pueblos de esta provincia sobre el resultado de los escrutinios parciales, ha triunfado la candidatura republicana por una considerable mayoría. En Elche, no hemos tenido más que una insignificante oposición. Nos  han hecho un juego de cubiletes en el campo y pueblo de Orihuela. Parece imposible que haya ministros que se rodeen de gentes tan despreciables como yo veo en el mundo»

 Según el citado diario parece que:

«los monárquicos de Alicante se han despachado a gusto(…). La candidatura republicana había obtenido 14.000 votos en Alicante y en la mayor parte de  los pueblos de la provincia(…) y la monárquica solo 8.000 votos. Pues bien, faltantdo solo la votación de Orihuela, la candidatura monárquica ha sobrepujado a la republicana llegando a 26.000 votos. ¿De dónde han salido 18.000 sufragios, diferencia entre los ocho mil y los ventiseismil? ».

Se evidenciaba así el fraude electoral que privó al capitán Lagier de su elección como diputado por Orihuela y las maniobras políticas que alteraron las votaciones. Entonces, aunque siguió apoyando al Partido Republicano de Manuel Ruiz Zorrilla, al que consideraba el mejor líder republicano posible para España, dejó definitivamente la política y se retiró a su finca rural de Elche con su segunda esposa.

En 1890 aparece como representante electo de la concentración republicana por el distrito de Santa Pola. Todavía tuvo tiempo Lagier de tener un papel destacado en la vida local ilicitana, escribiendo innumerables artículos en prensa y falleciendo en octubre de 1897, siendo su entierro en el cementerio viejo ilicitano una gran manifestación popular de dolor en la ciudad.

Una calle de Elche y otra en Alicante tomaron su nombre. Durante el franquismo desapareció para regresar en democracia en la ciudad ilicitana. Todo un personaje digno de película nuestro Capitán Lagier.

Autor: Luis Pueyo para revistadehistoria.es

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