Todo Gran Imperio que se precie ha de tener una buena red de comunicaciones en forma de carreteras y caminos, y el Imperio Persa no fue la excepción. El Camino Real Persa fue su principal arteria en forma de 2699 km de carretera empedrada que permitía mover tropas y sobre todo a sus “pirradaziš” los mensajeros reales.
Heródoto escribió sobre este camino:
“No existe nada en el mundo que viaje más rápido que estos mensajeros persas”
E incluso sus palabras inspiraron el lema de nuestros actuales servicios de correos:
“Ni la lluvia, ni la nieve, ni el calor, ni la oscuridad de la noche, les impedirá cumplir con la obligación que se les ha encomendado a la mayor velocidad posible”
El Camino Real Persa
Diodoro de Sicilia dejó escrito que los persas podían entregar un mensaje en el mismo día, a poblaciones que estaban a distancias que un viajero normal recorrería en 30 días, hazaña que solo era posible gracias al talento organizativo persa, que disponía de postas y cambios de caballos constantes para sus mensajeros oficiales, sistema que los persas denominaban “angareion”.
El Camino Real Persa perduró durante siglos (no así el sistema de mensajeros persas) e incluso en tiempos ya de los romanos (siglo IV) el paso del Camino Real Persa por el puente de Amida (la actual Diyarbakir turca) fue defendido (y reconstruido) en varias ocasiones por la Legio V Parthica.
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Bibliografía:
https://www.livius.org/articles/concept/royal-road/
http://www.iranchamber.com/history/achaemenids/royal_road.php