Planes Británicos
El gobierno británico, ansioso por debilitar el control español en el Caribe y expandir su propio imperio, planeó una expedición masiva para capturar Cartagena de Indias. Liderada por el almirante Edward Vernon, esta operación involucró una de las mayores flotas jamás reunidas hasta ese momento. Vernon ya había logrado una victoria en Portobelo (Panamá) en 1739, lo que aumentó la confianza británica en el éxito de su campaña en Cartagena.
La confianza era tal, que en Inglaterra se acuñaron más de 250 medallas diferentes que celebraban la supuesta victoria de Vernon sobre Blas de Lezo, y que luego se convirtieron en medallas de la vergüenza.
Comienza el Asedio
En marzo de 1741, la flota británica, compuesta por más de 180 barcos y alrededor de 27,000 hombres, entre soldados, marineros y esclavos contratados, llegó a las costas de Cartagena.
Esta impresionante fuerza incluía 29 buques de línea, así como numerosos transportes de tropas y suministros. La magnitud de la expedición reflejaba la determinación británica de asegurar una victoria decisiva.
Cartagena de Indias estaba bajo el mando del gobernador y comandante militar Blas de Lezo, un marino español experimentado y altamente respetado. A pesar de haber perdido una pierna, un ojo y el uso de un brazo en batallas anteriores, Lezo era conocido por su valentía y astucia.
La ciudad contaba con varias fortalezas clave, incluyendo el Castillo de San Felipe de Barajas, una imponente estructura defensiva situada en una colina con vistas a la ciudad.
El 13 de marzo de 1741, la flota británica comenzó el bombardeo de las fortificaciones de Cartagena. Durante días, los cañones británicos martillaron las defensas españolas, buscando abrir brechas en las murallas. Los primeros desembarcos de tropas británicas se llevaron a cabo bajo un intenso fuego enemigo, lo que resultó en fuertes bajas.
Blas de Lezo dirigió la defensa con una combinación de tácticas audaces y una utilización ingeniosa del terreno y las fortificaciones. A pesar de estar en desventaja numérica y de recursos, Lezo y sus hombres aprovecharon cada oportunidad para infligir daños a los británicos. Utilizaron artillería de corto alcance, trampas y ataques sorpresa para desgastar a las fuerzas invasoras.