El Arcabuz fue un arma de fuego que decidió el transcurso de muchas de las guerras acaecidas desde el siglo XVI. Su disparo de plomo tenía un alcance de unos 50 metros, pero su empleo más habitual era en distancias cortas debido a su ineficacia para las distancias largas.
Su papel dentro de los Tercios Españoles quedaba relegado a los llamados arcabuceros, de los que fueron conocidos por su fama los de Carlos V, los cuales pusieron fin a la hegemonía indiscutible de los piqueros suizos y a la caballería francesa que tan excelentes resultados habían conseguido en batallas anteriores como modelos dominantes en Europa respecto de la guerra.
El Arcabuz
Muchas de las victorias se decidieron gracias a los arcabuceros, y se adaptaron perfectamente a las tropas españolas porque era un arma idónea para hombres de baja estatura, inquietos y veloces, características presentes en los españoles. El arcabuz se utilizó, sobre todo, en emboscadas, ataques por sorpresa, destacamentos o frentes relativamente abiertos. Se sabía en época de los Tercios, que los españoles eran los mejores arcabuceros de toda Europa.
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