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Dumnonia, aires legendarios

El suroeste de Gran Bretaña y Cornualles en especial, presentan características culturales únicas fruto de una geografía particular y de un pasado celta que fructificó en un reino o subreinos altomedievales envueltos en la leyenda.

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Con numerosas fuentes y relatos, mezcla de mito y realidad y a menudo contradictorias, y con una clara conexión con las leyendas artúricas, hablar de la historia de Dumnonia no es tarea fácil, y es más correcto hablar de concepto geográfico que político.

Dumnonia, aires legendarios (Siglos IV-IX)

La palabra Dumnonia proviene de la raíz celta Dumno (Profundo, Mundo) y del latín Damnun (Condenación). Es habitual también las variaciones Damnonia o Domnonia. En anglosajón el nombre con el que se conocía esta tierra era Reino de Gales Occidental y en galés antiguo, Dyfneint.

El territorio de este reino o principado legendario incluía las actuales Cornualles y Devon, así como las partes más occidentales de Somerset y Dorset. És posible que llegará hasta Glastonbury. Esta frontera fue retrocediendo debido al empuje militar de Wessex.

Antes de la llegada de los romanos, Ptolomeo cuenta que la región suroccidental de Gran Bretaña estaba habitada por dos tribus celtas: los Dumnoni (en Devon) y los Cornovii, una subtribu de los primeros (al oeste, en Cornualles).

Los Dumnoni tenían importantes conexiones culturales y económicas con Irlanda, Gales, Armórica en la Galia e incluso con la región mediterránea, unas relaciones superiores a las mantenidas con otros pueblos del sur de Inglaterra. En gran parte debido a la explotación del estaño.

El trabajo y comercio del estaño, mineral exportado durante muchos siglos, hizo prosperar a este pueblo, convirtiéndolo en un enclave comercial y marítimo de gran importancia. El estaño se exportaba desde el puerto de Ictis. La minería, la pesca y la agricultura eran los pilares.

Sus asentamientos y núcleos eran dispersos y en forma de granjas abiertas (rounds). El dominio romano fue débil: con solo una presencia más importante en Isca Dumnoniorum (moderna Exeter), y en la fortificación de Cadbury. El territorio se consideró semindependiente.

Uno de los primeros gobernantes de la región conocidos es Caradoc, que gobernó a mediados del siglo III, bajo dominación romana. No como rey propiamente sino como administrador. La piedra de Caratacus, Carataci Nepus, menciona a sus descendientes. El declive y retirada romana a partir del siglo IV no perjudicó el comercio del estaño, y hay constancia de la llegada de numerosos inmigrantes irlandeses. Es entonces cuando empieza a formarse el reino o reinos de Dumnonia. Exeter y el castillo de Cadbury eran centros de poder. Chyusauster, en Penzance, pudo ser un importante emplazamiento construido por los Dumnonii. Muy destacable, el mítico castillo de Tintagel, una majestuosa fortaleza que pudo ser el hogar de la élite de Dumnonia. Construido en un sitio estratégico y protegido por muros de piedra. La capital pudo ser itinerante o variable según la época del año. La inmigración britónica a Armórica, a la que llamarían Domnonée, en Bretaña, propicia una fructifera relación entre esta región de la Galia y Cornualles. Un vínculo lingüístico y cultural, y quizás, un mismo reino. En los siglos V y VI la región, que había mantenido las creencias cristianas, recibe numerosos evangelizadores procedentes de Irlanda y Gales (San Bonifacio, San Piran, San Petroc) y se construyeron importantes monasterios en Bodmin o Glastonbury. Destacan los cementerios. Cierta teoría argumenta que el legendario rey Arturo pertenecía a la corte de Dumnonia, ya que su abuelo Constantino es citado por Gildas de Rhuys como “cachorro tirano de la bruta leona de Dumnonia’ Geoffrey de Monmouth afirma que Arturo fue concebido en el castillo de Tintagel. Las batallas decisivas de Monte Badon en la que los britanos derrotaron a los invasores anglosajones pudo haberse producido en Dumnonia; otros aseguran que fue en Bath. La batalla final contra los sajones, con Mordred a la cabeza, se produce en el río Camel, Somerset (Camelot?).

Siguiendo la historia de los gobernantes de Dumnonia cabe mencionar a Clemen que aparece en la batalla de Beandun donde se resistió el embate de los sajones. Posteriormente los britanos aparecen como aliados de los galeses y es probable una expedición militar a Northumbria. En los siglos V y VI Dumnonia se encuentra en su apogeo; se conquista tierras al este y consiguen subyugar a la tribu de los Durotriges. Las rutas del estaño y los contactos religiosos y culturales fructifican (hay constancia de que el peregrinaje britano llega hasta el norte de España). En el 632 Exeter continuaba bajo dominio britano. En el 652 se produce la derrota de Bradford Upon-Avon frente al poderoso reino de Wessex. La parte este pasa definitivamente a manos sajonas y en el 682 estos llegan a un punto indeterminado de la costa córnica. Ante el acoso, muchos celtas emigran a los extremos de Cornualles. En el 710 el rey de Dumnonia Geraint es derrotado perdiendo la región de Devon. En el 722 se produce una de las últimas victorias de resistencia de los britanos (Hehil), que solo alargará la caída definitiva. Las campañas del rey Egbert de Wessex mermarán las fuerzas celtas. Egbert derrotó decisivamente a una alianza de britanos y vikingos en Hingston Down (838) Wessex había conquistado la mayor parte del territorio de Dumnonia (Defnas), llegando hasta el río Tamar. Tan solo quedaba libre de presencia sajona la parte más occidental (Corniu). Se considera a Donyarth el último rey de Cornualla (875).

En Saint Cleer se encontró la piedra de Donyarth, que consiste en dos piezas de una cruz con una inscripción que commemora al último rey de Cornualles. ” Oniert progavit pro anima”. Hoy pertenece al Cornwall Heritage Trust. Pronto Devon, Somerset, y Dorset perderán sus raíces celtas. Cornualles, que cae bajo control del rey sajón Athelstan en el siglo X, irá perdiendo su identidad en la edad moderna en un proceso gradual de anglificación, hasta el resurgimiento celta de comienzos del siglo XX. Las principales fuentes sobre Dumnonia son inconclusas, y mezclan historicidad y leyenda. De Excido Britanniae de Gildas de Rhuys, Historia Brittonum del monje Nennius; la Crónica anglosajona, los Annales Cambriae, o la Historia Regum Britanniae de Geoffrey de Monmouth.

En 1777 murió Dolly Pentreath, última hablante del córnico. Gracias a activistas culturales (Henry Jenner) se recuperó el interés por la lengua y cultura celta. El estudio de las fuentes y del patrimonio ponen luz a un periodo fascinante y desconocido del suroeste de Gran Bretaña.

Autor: David Selva Corominas para revistadehistoria.es

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