Probablemente los Dioses griegos más famosos y conocidos por todos son los Dioses del Olimpo. Con Zeus a la cabeza, sus historias de amor, venganza, traición, entre otras leyendas, captan la curiosidad de muchos mortales. Pero se debe saber, que los Dioses olÃmpicos pertenecen a la tercera generación de dioses de la antigua Grecia. El paso entre generaciones está muy marcado por los dos principales mitos sucesorios.
Primera Generación de Dioses griegos
Además de ellos nacieron los CÃclopes, Brontes, Estéropes y Arges, los de un solo ojo, quienes luego entregan los atributos a Zeus, el rayo, el relámpago y el trueno, fueron destinados al tártaro por su padre. Y por último a los Titanes, seis mujeres y seis hombres, quienes representan la segunda generación de Dioses y el traspaso de poder entre una generación y la siguiente encontramos del primer mito sucesorio.
Primer mito sucesorio: Urano y Cronos
La palabra proviene del verbo titaino, extender y el sustantivo tisis, castigo. Los Titanes liberaron a los CÃclopes y tomaron el poder, pero cuando encomendaron el gobierno a Cronos, éste volvió a encerrar a sus hermanos CÃclopes en el Tártaro a los que sumó a sus hermanos Hecantoquiros. Se casó con su hermana Rea y fruto de esta unión aparecen loa famosos Dioses de Olimpo, éstos últimos llamados Crónidas por ser hijos de Crono, y como luego de la Titanomaquia se instalan en el Monte Olimpo, de ahà su conocido nombre. Su nacimiento da origen, entre la segunda y tercera generación de dioses, al segundo mito sucesorio.
Segundo mito sucesorio: Crono y Zeus
La propia Gea, secundada por Urano, profetizó que uno de sus hijos iba a destronar a Crono. Por miedo a que dicha profecÃa se cumpliera, y siguiendo los tan cuestionados pasos de su padre, Crono no dejaba nacer a sus hijos. Cada vez que Rea daba a luz a una niña o niño él los devoraba. Rea, al igual que Gea en la generación anterior, se sentÃa desdichada y enojada de no poder ver a sus hijos. Ella también ideó un plan de escape.
El bebé, llamado Zeus, fue ocultado en una cueva en el monte Egeo, criado por la ninfa Adrastea y su hermana Io, y amamantado por la cabra Amaltea. Con la piel de esta cabra es que luego se hace la famosa égida, el escudo de piel de cabra que protege a Zeus. Cuando llega a la edad suficiente, Zeus busca a la Titánide Metis, quien le aconseja convertirse en copero de Cronos y darle una pócima que ella le preparó. Su madre Hera, feliz de poder consumar su venganza, le consigue el puesto y Zeus en calidad de copero le da a su padre el brebaje. Luego de tomarlo, vomitó la piedra y junto con ella, a todos los hermanos de Zeus quienes salieron intactos del cuerpo de su padre. A partir de este momento comienza lo que se conoce como Titanomaquia.
Guerra entre Titanes y OlÃmpicos
Los hermanos de Zeus una vez liberados le piden que encabece una guerra contra su padre y tÃos. Los Titanes por su parte se ponen bajo las Órdenes del Titán Atlante y se da por comenzada la batalla, conocida como la Titanomaquia. El conflicto dura diez años. La contienda era muy pareja y retumbaba y tronaba todo el cielo y la tierra por los embates de ambos bandos, desde el monte Otris los Titanes y enfrente, desde el monte Olimpo los Crónidas. El punto de inflexión lo marcó una vez más una profecÃa de Gea, que inclinaba la victoria a favor de los hijos de Cronos si éstos liberaban a sus tÃos no Titanes, los CÃclopes y los Hecatonquiros, del Tártaro.
Asà lo hizo Zeus y en agradecimiento por dicha liberación y para ser usados en la batalla, éstos le regalan a Zeus el rayo, el relámpago y el trueno, a su hermano Hades el casco de la invisibilidad y a su otro hermano Poseidón, el tridente. CÃclopes y Hecatonquiros, se lanzaron con furia a la batalla, los últimos lanzaban piedras a los Titanes quienes tuvieron que finalmente aceptar su derrota. Los tres Dioses OlÃmpicos más poderosos, los hermanos Zeus, Hades y Poseidón, se repartieron el mundo luego de la batalla. Zeus quedó gobernando en el cielo, Hades en el Tártaro y Poseidón harÃa lo propio en el mar.
Todos los Titanes fueron recluidos en el Tártaro, custodiados por los Hecatonquiros, excepto Atlante. Luego de la batalla el cielo se encontraba en muy mal estado, es por eso que condenaron a Atlante a llevar el cielo sobre sus hombros y de esta manera poner un castigo mayor a quién habÃa liderado la batalla.
Autor: Marianela Evangelista para revistadehistoria.es
José MarÃa Navas
14/01/2021 @ 08:32
Totalmente en desacuerdo. Me pareció genial el texto. Es difÃcil encontrar lecturas de este tipo
José MarÃa Navas
14/01/2021 @ 08:33
Genial el artÃculo. Muy interesante!!