El papel dirigente de la burguesía valenciana ha sido cuestionado durante los 70 e incluso más adelante, negando su existencia hasta considerarla con pocas iniciativas y escaso peso específico dentro del Estado español.
Se creía una burguesía débil al no invertir principalmente en industria, olvidándose estos críticos del papel de los demás sectores económicos y su papel fundamental dentro de la economía capitalista.
Burguesía valenciana: Capitalismo y mano oculta de la Restauración Borbónica
La burguesía valenciana propondrá continuamente que se implante el liberalismo en la economía. Critican al estado de mal gestor de sus empresas y piden la privatización de los sectores que les pertenecen. Proponen la abolición de los consumos que ahogan a las clases bajas y no dejan que circule libremente el comercio. También, desde Las Provincias, se pide que, habiendo desaparecido los vínculos sobre la tierra con las desamortizaciones, desaparezcan también las ataduras industriales y comerciales. También proponen que se descentralice la administración del Estado con objeto de controlar mejor los negocios en cada zona del país.
Aún así, se permitió una autonomía en los negocios de las provincias valencianas que no se dio en otros lugares de España debido a su complejidad y pujanza económica.
Durante el Sexenio fue tal la actividad que desplegó la burguesía valenciana que, aparte de seguir utilizando a la Sociedad Económica de Amigos Del País o la Sociedad Valenciana de Agricultura como palestra a sus actividades, creó otras asociaciones para defender sus derechos y conspirar: La Liga de Propietarios y el Fomento de la Producción Nacional.
Burguesía valenciana, cuestión social
En la cuestión social, la burguesía valenciana planteará tras la revolución un proyecto interclasista que haga compatible el capital y el trabajo. Buscarán que el obrero se organice en sociedades de consumo y en socorros mutuos. Que se eduque a las clases trabajadoras para que caigan del analfabetismo y pauperismo en el que se hallan, pero siempre respetando los parámetros y el orden de la moral burguesa.
Tras la fundación de la AIT, la clase dominante y los partidos liberalistas se oponen y declaran ilegal la AIT en las Cortes a finales de 1871. Se deciden pues, a conspirar contra una revolución que no protegía sus intereses y que amenazaba con destruir el modelo de sociedad burguesa.
Burguesía valenciana, papel político
Desde antes del Sexenio, la burguesía valenciana conoce las nuevas tendencias del positivismo y pretende que en España se aplique un modelo económico y político como en Inglaterra. Incluso Llorente, director de Las Provincias, escribe a Canovas proponiéndole crear un turno de partidos parecido a Torys y Whigs para mantener la estabilidad política y conseguir mejoras económicas. En estas propuestas se demuestra la implicación directa que la burguesía tiene con los órganos de poder, después de haber apoyado la Restauración.
Sería importante el papel de la burguesía valenciana en la restauración de la monarquía, consiguiendo con sus conspiraciones el Pronunciamiento de Sagunto que daría paso a la instauración del nuevo régimen. Un telegrama con el mensaje Naranjas en condiciones al General Martínez Campos sería la señal para que su brigada partiera hacia Sagunto y cercarlo, proclamando Rey al príncipe Alfonso.
Significativos son los ministerios de hacienda ocupados por dos valencianos, Navarro Reverter y López Puigcerver, además del diputado por Alcoy Canalejas, durante la Restauración y en la época de mayor proteccionismo a nivel nacional. Su papel no es baladí, fruto de la presión e influencia valenciana en el Gobierno y conocedores del complejo entramado económico territorial, ayudando a la flexibilización arancelaria.
Concluyendo, la burguesía valenciana ni era tan débil ni tan ajena al Estado como algunos historiadores han pretendido asegurar y los proyectos que se crearon y se llevaron a cabo durante el Sexenio Democrático sirvieron como referente para la modernización del País valenciano y de España y la consolidación del Estado Liberal en detrimento de los últimos vestigios del Antiguo Régimen.
Autor: Alejandro Pradas para revistadehistoria.es
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