Muerto Alarico en 410, le sucedió en el mando del Ejército su cuñado Ataúlfo (Atta Hulfe, ‘Padre socorro’), que, poco después, sería proclamado Rey, sobre la tumba de su cuñado, a la manera germana, es decir, con la intervención de la Asamblea y con el pueblo en armas.
Ataúlfo
– “Entonces, ¿Qué nos dejas?”. “La vida”, les contestó Alarico.
Ataúlfo acarició por un momento la idea de fundar un Imperio sobre las ruinas del romano; pero, lúcidamente, comprendió que su pueblo no estaba preparado para asumir las instituciones romanas, por lo que creyó más conveniente levantar de la postración al Imperio Romano con la ayuda de las armas visigodas. Honorio, pese al odio que sentía por los visigodos, no desestimó aceptar la ayuda que se le ofrecía. Ataúlfo se dirigió a las Galias, combatiendo a los que usurpaban el poder romano, y conquistó Narbona, Tolosa (Toulouse), Burdeos y todo el territorio que se extendía desde Marsella hasta el Océano en 412, restableciendo la autoridad de Honorio en las Galias. En este momento, Saro, el godo que atacó el campamento de Alarico, se unió a Jovino, aspirante a la púrpura imperial, con un pequeño Ejército. Ataúlfo que heredó el odio de Alarico hacia Saro, envió un contingente de tropas para detener y matar al traidor.
Constancio, Ministro y Consejero del débil Honorio, también deseaba a Gala Placidia y ambicionaba su mano para encumbrarse en el Trono. Constancio tuvo la habilidad, o la fortuna de haber eliminado a todos los usurpadores de la púrpura imperial: a Constante, en las Galias; a Heráclio en África; y a Máximo y a Geroncio en España. Todos perecieron, bien en batalla, suicidándose o sentenciados a muerte. El mentecato de Honorio que creía que era fuerte y de que su Gobierno sobre el Imperio era efectivo, se complacía en mostrarlos en público y hacer burla de ellos. Muerto Constantino, a Honorio le salió un nuevo rival en las Galias, Jovino, que aspiraba a la púrpura imperial. Ataúlfo marchó contra él, lo venció, lo hizo prisionero, decapitándolo, enviando su cabeza al Emperador en 413. Constancio se mostró celoso de los éxitos del visigodo y pidió a Honorio que exigiera la devolución de Gala Placidia, a lo que Ataúlfo se negó, rompiendo las relaciones con el Emperador. Era lo que deseaba Constancio, que, aliado con otros bárbaros allende el Rhin, pudo dedicarse a hostigar a los visigodos. Ataúlfo, presionado por fuerzas superiores, se vio enfrentado a una situación cada vez más insostenible, por lo que se decidió a cruzar los Pirineos, después de incendiar Burdeos, conquistando Barcelona en 414, donde nació su hijo, que recibió el nombre de ilustre abuelo, el Emperador español Teodosio I el Grande. Este hijo, destinado a unir a visigodos y romanos, según los deseos de su padre, bajo un solo Rey, falleció meses más tarde. Su cuerpo recibió sepultura en un sarcófago de plata en la Catedral de Barcelona.
La situación que ofrecía España era triste y desolada. En el año 409, las invasiones de vándalos, alanos y suevos dejaron tras de sí el incendio, la ruina, el pillaje y la muerte. Al hambre siguió la peste, porque los campos se hallaban sembrados de cadáveres insepultos. Los bárbaros, hartos de carnicería y rapiña, se repartieron España. Galicia para los suevos; para los alanos, la Lusitania y la Cartaginense; y para los vándalos, la Bética, que recibió el nombre de Vandalusía, que ha quedado como sinónimo de vandalismo.
La intención de Ataúlfo era la de construir un Reino en España, pero no tuvo tiempo de ver materializados sus sueños. Murió en Barcelona bajo el puñal asesino de Dubio, un miembro de su séquito, inspirado por Sigerico, ansioso de reemplazarlo en el mando y que adujo como pretexto la tibieza con que Ataúlfo hizo la guerra a los romanos.
Aunque no puede decirse con propiedad que Ataúlfo fue el primer Rey visigodo de España, ya que solo dominaba una parte de la Tarraconense, fue el que concibió el pensamiento de arrojar de España a las anteriores tribus bárbaras que la habían inundado, y fundar en ella un Reino gótico.
Autor: José Alberto Cepas Palanca para revistadehistoria.es
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