Agustina de Aragón, el símbolo de una nación

Agustina Raimunda Maria Saragossa i Domènech fue bautizada en Barcelona, el 4 de marzo de 1786. Su presencia en la historia se la debemos a su participación durante el sitio de Zaragoza por parte de las tropas napoleónicas.

Agustina de Aragón, ¿quién fue?

Se casó a la edad de 17 años con Joan Roca Villaseca, que fue cabo militar de artillería. Agustina fue hija de un obrero que respondía al nombre de Francesc Ramon Saragossa y Labastida y de Raimunda Domènech i Gasull. Del fruto del matrimonio de Joan Roca Villaseca y Agustina nació un varón que murió a muy pronta edad.
La guerra llevó a la pareja a refugiarse en Zaragoza. Joan Roca Villaseca había participado en la Batalla del Bruch, en la que surge la figura del Niño del Tambor como una leyenda que cuenta como un pastorcillo ahuyentó a las tropas francesas con el simple eco de la montaña al golpear su tambor.
El niño tambor de la Batalla del Bruch
El niño tambor de la Batalla del Bruch
Los franceses huyeron despavoridos al creer que se trataba de miles de tamborileros acompañados de las respectivas tropas. En el Bruch se conserva un monumento que reza de la siguiente manera: 

“Viajero, para aquí, que el francés también paró, el que por todo pasó no pudo pasar de aquí”

Agustina de Aragón y el Asedio de Zaragoza

El asedio a la ciudad de Zaragoza no se hizo tardar, de la que Joan Roca Villaseca fue partícipe. Durante el sitio, y ya caídos los defensores en la puerta del Portillo, un lugar estratégico de la ciudad, Agustina se disponía a llevar comida a su marido para que recuperase fuerzas. Fue entonces cuando, sin pensarlo, tomó en sus manos la mecha de un artillero caído y consiguió disparar el cañón contra las tropas francesas que se dirigían a tomar la puerta del Portillo, al grito de:
“Ánimo artilleros, que aquí hay mujeres cuando no podáis más”
Los franceses, según la leyenda, se batieron en retirada, lo que supuso que los defensores de Zaragoza enviasen más hombres al lugar para la defensa. Así fue como nació el mito de Agustina de Aragón, la mujer que consiguió poner en jaque a los franceses. También se la conoció como La Artillera.
Agustina de Aragón
Agustina de Aragón, por Dalmau
 
Según cuenta la leyenda, el general y duque de Zaragoza José Rebolledo de Palafox, que fue a la ciudad tras su participación en la defensa de Belchite, concedió el distintivo de subteniente a Agustina por su valor durante el asedio. Se dice, y de nuevo según la leyenda, que Agustina recibió esas distinciones con los lemas de “Defensora de Zaragoza” y “Recompensa del valor y patriotismo”.
Pero la realidad es más bien distinta, y Agustina en realidad fue reclutada para la artillera rasa, no obteniendo así el alto cargo que cuenta el mito. Cualquier cosa era mejor que nada. Con ese cargo, aunque bajo, consiguió que se le permitiese comer la misma comida que los soldados. Un hecho que, en una ciudad sitiada, era bueno sin lugar a dudas. Tal vez el cargo de subteniente sea un error de confusión en cuanto a la interpretación de los hechos temporales, porque con el paso del tiempo sí que lo consiguió. 
Agustina de Aragón
Agustina de Aragón

Gestas de Agustina tras el asedio de Zaragoza

Tras su heroica gesta, Agustina participó sin descanso en otros sitios de Zaragoza hasta que, lamentablemente, la ciudad se arrodilló y cayó en manos francesas el 21 de febrero de 1809. A pesar de la derrota, Agustina sirvió de ejemplo vivo en otras confrontaciones. Tomó parte en las contiendas de Teruel y Tortosa. Sabiendo los franceses la importancia del espíritu de Agustina para los españoles, la tomaron como rehén para liberarla finalmente en un canje.

Agustina de Aragón y Palafox

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