La
Peste Negra, una de las pandemias más devastadoras en la historia de la humanidad, irrumpió en Europa en el siglo XIV y se cobró la vida de aproximadamente un tercio de la población europea.
Su llegada no solo cambió el curso de la historia, sino que también reconfiguró la estructura social, económica y cultural de la Edad Media. Los horrores de esta plaga, su expansión fulminante y los intentos desesperados por contenerla, reflejan una época marcada por la superstición, el miedo y la fragilidad humana ante lo desconocido.
1347: El Año en que Europa Sucumbió ante la Muerte Negra
La Peste Negra tuvo su origen en Asia Central, probablemente en la región de las estepas mongolas, donde la bacteria
Yersinia pestis infectaba a las pulgas que vivían en los cuerpos de las ratas negras. A través de las rutas comerciales que conectaban Oriente con Occidente, la enfermedad comenzó a propagarse. La ruta de la seda, en particular, sirvió como un vector clave para la expansión de la peste, facilitando su movimiento hacia Europa.
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