Poco antes del fin, rodeados y diezmados, fueron invitados a rendir las armas. Fue en ese momento cuando el general Cambronne se alzó en medio de los gruñones y gritó:
¡La Guardia muere, pero no se rinde!
Viendo su tozudez, les volvieron a pedir que rindieran las armas, que no hacÃa falta proseguir la carnicerÃa, y fue entonces cuando exclamó el famoso:
Merde!
que ha pasado a los libros de historia como la Merde de Cambronne.Â
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