Desembarco en Maratón
La respuesta griega
La noticia del desembarco llegó a Atenas y la asamblea votó un decreto para movilizar a todas las tropas disponibles. Al mismo tiempo, Fidípides fue enviado como mensajero a Esparta para pedir refuerzos.
Fidípides era un extraordinario corredor, que logró cubrir en unas 36 horas los 250 kilómetros que separaban las ciudades de Atenas y Esparta. Su hazaña dio lugar a una competición que hoy en día se conoce como la Spartatlon, en la que los participantes deben recorrer esta distancia en solo 24 horas.
Una vez en Esparta Fidípides se presentó ante los éforos. Estos prometieron respetar el pacto de defensa mutua firmado con Atenas, pero se negaron a movilizar sus tropas hasta después de la luna llena. Los espartanos tenían prohibido participar en ningún conflicto bélico durante la celebración de las fiestas dedicadas a Apolo Carneios.
Fidípides informó a los atenienses de la respuesta espartana, y estos comprendieron que si querían hacer frente a los persas debían hacerlo solos.
Organización de combate
10.000 hoplitas atenienses se establecieron en la parte oeste y más elevada de la llanura de Maratón y allí se unieron a 600 guerreros enviados por la ciudad de Platea.
Durante varios días, ambos ejércitos permanecieron en sus posiciones, sin que ninguno se decidiera a atacar. Por un lado los atenienses no se atrevían a descender a la llanura, donde quedarían a merced de la caballería y las flechas de los persas. Además querían ganar tiempo hasta la llegada de las tropas espartanas.
Por su parte, los persas sabían que la posición más elevada de los atenienses les proporcionaba ventaja y que el terreno en el que se encontraban no era adecuado para la caballería.
El polemarca o “magistrado de la guerra” del ejército griego era Calímaco, un campeón de atletismo que rondaba la treintena. Posiblemente tuvo un papel destacado en el combate, sin embargo fue Milcíades, uno de los diez estrategos o generales, quien se llevó todo el mérito de la victoria griega.
En el ejército griego el mando se ejercía de forma rotativa pero, según Heródoto, la fuerte personalidad de Milcíades llevó al resto de generales a cederle el mando en los días que les correspondía. Sin embargo no fue hasta el 12 de septiembre, el día en que el mando le correspondía realmente a él, cuando decidió lanzarse al ataque.
Se desconoce la razón por la que los griegos, inferiores en número, se decidieron a atacar. La explicación más aceptada es que fueron informados de que Datis estaba embarcando parte de sus tropas para atacar Atenas. Esto no les dejó más remedio que vencer a los persas que aún quedaban en Maratón y regresar a su ciudad antes de que llegasen los barcos enemigos.